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Con la representación oficial del gobernador Rigoberto Zaragoza, el subsecretario general de Gobierno, Miguel Madero Estrada, asistió a la conmemoración del 124ª aniversario luctuoso del Benemérito de las Américas, Benito Pablo García, acto que se celebró en la explanada del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Nayarit.

El discurso oficial estuvo a cargo del profesor Miguel Ernesto Pérez Sánchez, catedrático de ese centro de estudios, quien señaló que "presentamos a Juárez y al juarismo como baluartes que han significado toda la fuerza, entusiasmo y entereza nacionalista del ejidatario, el obrero, el estudiante, la ama de casa, del empleado, del soldado y el maestro en fin de cada mexicano".

Luego agregó Pérez Sánchez que "Juárez fue el mejor de los nuestros, que forjó su convicción republicana anteponiendo a la fuerza de los poderosos la razón y el derecho de los pobres; puño que condujo firmemente la resistencia impetuosa de su pueblo a la codicia de un imperio, incansable sembrador del México Nuevo, enemigo de yugos y prebendas, de estructuras carentes de humanismo y progreso".

Sentenció el orador que "su indomable rebeldía nos conmina hoy, aquí y ahora, a cooperar activamente en la construcción del destino glorioso de nuestra patria; a redoblar esfuerzos para liberarla de sus males ancetrales y de sus nuevos flagelo; a renovarnos decididamente para consolidarla en el amanecer de un nuevo milenio".

En el mismo acto, el joven Zeus Edgardo Partida Morelos, presidente estatal de la Organización de la Juventud Liberal, señaló que la herencia de Juárez sigue vigente y representa para México la guía espiritual y la luz que ilumina para transitar los oscuros caminos actuales, en los planos económicos, políticos y sociales".

Partida Morelos precisó que "nuestro pueblo está necesitando de hombres como Juárez, de líderes probos que lo interpreten; busca ansiosamente en quién depositar sus anhelos y esperanzas, no importa que no estén graduados en universidades extranjeras; basta que conozcan las necesidades de su pueblo".

Previo a las dos intervenciones oratorias, el adolescente Leodegario Minjares de la Cruz, alumno de la secundaria Lázaro Cárdenas del Río al que también asisten otros indígenas venidos de los estado de Durango, Jalisco, Zacatecas y Nayarit hizo el juramento a nuestra enseña patria.

Se conmemoró el 124o Aniversario luctuoso de Juárez

"El viento de las palabras no mueven las aspas del molino de la historia; los hombres no somos nada, los principios lo son todo", expresaba el licenciado Benito Juárez García, al arengar a su pueblo oaxaqueño, según hizo recordar el delegado interestatal del Instituto Nacional Indigenista en Nayarit y Colima, Francisco Alberto González Ibarra, al dar lectura al discurso oficial del acto con el que se conmemoró el 124o aniversario de la muerte del Benemérito de las Américas.

A este acto, celebrado ante el monumento de Bénito Juárez en la capital nayarita asistieron el subsecretario general de Gobierno y representante del gobernador Rigoberto Ochoa Zaragoza, Miguel Madero Estrada, y el titular del Poder Legislativo, Marco Antonio Rodríguez Fernández, así como numerosos estudiantes indígenas. En presencia de ellos, González Ibarra señaló que el calendario cívico de un pueblo democrático no debe traducirse en una serie de ceremonias rutinarias, sino que los hombres deben luchar en forma constante por conservar la mística de la libertad, ejemplo del indio Guelatao.

Indicó que el nombre de Juárez forma un binomio universal de la República, en una patria libre de sectarismo y que pugna por la justicia social en beneficio de los pueblos indígenas del país.

Asimismo, en ese acto cívico presidido también por el representante de la gran logia del Rito Nacional Mexicano en Nayarit, Antonio Partida Valdovinos, y por autoridades civiles, militares y educativas, el secretario general de la masonería nayarita, Juan Francisco Villafuentes Ramos, externó la ineludible convicción de los liberales de mantener viva la presencia histórica del Benemérito de las Américas, el gran constructor de México, un hombre poseedor de inigualables virtudes que lo hicieron trascender en el pensamiento universal.

Señaló que los princios establecidos por Juárez han sido el sustento de nuestro ideario político y norman actos de gobierno como los del Presidente de la República, Ernesto Zedillo Ponce de León, que ponen de manifiesto la inquebrantable decisión de llevar hasta sus últimas consecuencias la lucha por erradicar los vicios lacerantes del sistema y por la dignificación gubernamental.

Tras estas intervenciones, las autoridades civiles, militares y educativas colocaron una ofrenda floral e hicieron una guardia de honor ante el monumento de Benito Juárez, momento en que la banda de guerra de la Decimotercera Zona Militar efectuó el toque de silencio, tras de lo cual los presentes interpretaron las notas gloriosas de nuestro Himno Nacional y rindieron los honores correspondientes a la Bandera Mexicana, para concluir el acto cívico.

 

Manifiesto al volver a la Capital de la República

Mexicanos:

El Gobierno nacional vuelve hoy a establecer su residencia en la ciudad de México, de la que salió hace cuatro años. Llevó entonces la resolución de no abandonar jamás el cumplimiento de sus deberes tanto más sagrados, cuanto mayor era el conflicto de la nación. Fue con la segura confianza de que el pueblo mexicano lucharía sin cesar contra la inicua invasión extranjera, en defensa de sus derechos y de su libertad. Salió el Gobierno para seguir sosteniendo la bandera de la Patria por todo el tiempo que fuera necesario, hasta obtener el triunfo de la causa santa de la independencia y de las instituciones de la República.

Lo han alcanzado los buenos hijos de México, combatiendo solos, sin auxilio de nadie, sin recursos, sin los elementos necesarios para la guerra. Han derramado sus sangre con sublime patriotismo, arrostrando todos los sacrificios antes que consentir en la pérdida de la República y de la libertad.

En nombre de la Patria agradecida, tributo el mas alto reconocimiento a los buenos mexicanos que la han defendido y a sus dignos caudillos. El triunfo de la Patria, que ha sido el objeto de sus nobles aspiraciones, será siempre su mayor título de gloria y el mejor premio de sus heroicos esfuerzos.

Lleno de confianza en ellos procuró el Gobierno cumplir sus deberes, sin concebir jamás un solo pensamiento de que le fuera lícito menoscabar ninguno de los derechos de la Nación. Ha cumplido el Gobierno el primero de sus deberes, no contrayendo ningún compromiso en el exterior ni en el interior, que pudiera perjudicar en nada la independencia y la soberanía de la República, la integridad de su territorio o el respeto debido a la Constitución y a las leyes. Sus enemigos pretendieron establecer otro Gobierno y otras leyes, sin haber podido consumar su intento criminal. Después de cuatro años, vuelve el Gobierno a la ciudad de México, con la bandera de la Constitución y con las mismas leyes, sin haber dejado de existir un solo instante dentro del territorio nacional.

No ha querido, ni ha debido antes el Gobierno y menos debería en la hora del triunfo completo de la República, dejarse inspirar por ningún sentimiento de pasión contra los que lo han combatido. Su deber ha sido, y es, pesar las exigencias de la justicia con todas las consideraciones de la benignidad. La templanza de sus conducta en todos los lugares donde ha residido, ha demostrado su deseo de moderar, en lo posible, el rigor de la justicia, conciliando la indulgencia con el estrecho deber de que se apliquen las leyes, en lo que sea indispensable para afianzar la paz y el porvenir de la Nación.

Mexicanos: Encaminemos ahora todos nuestros esfuerzos a obtener y a consolidar los beneficios de la paz. Bajo sus auspicios, será eficaz la protección de las leyes y de las autoridades para los derechos de todos los habitantes de la República.

Que el pueblo y el Gobierno respeten los derechos de todos. Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.

Confiemos en que todos los mexicanos, aleccionados por la prolongada y dolorosa experiencia de las calamidades de la guerra, cooperaremos en lo adelante al bienestar y a la prosperidad de la Nación, que sólo pueden conseguirse con un inviolable respeto a las leyes con la obediencia a las autoridades elegidas por el pueblo.

En nuestras libres instituciones, el pueblo mexicano es árbitro de su suerte. Con el único fin de sostener la causa del pueblo durante la guerra, mientras no podía elegir a sus mandatarios, he debido, conforme al espíritu de la Constitución, conservar el poder que me había conferido. Terminada ya la lucha, mi deber es convocar desde luego el pueblo, para que, sin ninguna presión de la fuerza y sin ninguna influencia ilegitima, elija con absoluta libertad a quien quiera confiar sus destinos.

Mexicanos: Hemos alcanzado el mayor bien que podíamos desear viendo consumada por segunda vez la independencia de nuestra Patria. Cooperemos todos para poder legarla a nuestros hijos en camino de prosperidad, amando y sosteniendo siempre nuestra independencia y nuestra libertad.

Benito Juárez

(15 de julio de 1867)